jueves, 4 de agosto de 2011

EL OTRO CANTO



a José Mármol

El dibujar un pájaro sin vuelo
es como dibujar el mismo vuelo solamente.
Creer uno que el pájaro, cuyo aleteo no es
más que un sonido de navajas soltadas al aire.
Y no es que sea un esquicio el vuelo insertado
como de golpe en la memoria, nada que ver, sino
que uno al sentirse dios desajusta los elementos
y parámetros de lo real, y se inventa un himno
cuyo tono es el sonido del vuelo.

Y entonces la superficie se hace sombra, suena,
nos nombra con temor infantil así como la ciudad
hundida en fría penumbra. Sale del fondo de la
noche ese secreto que suda, que babea, que
desgonzado invoca luases y cosas por el estilo.

Bajo los paraguas, comienza uno a llenarse de símbolos
hueso por hueso, como enfermo de algo innombrable.
Y cuando solemos terminar, El empieza ya que ha
llegado su turno.